Jueves 26 de Noviembre de 2009
Habíamos contratado un viaje para hoy: un one-day trip en long tail boat (500 bahts) por algunas de las mejores playas de Phi Phi Don y Phi Phi Lee, además de varias de sus islas colindantes, como Bamboo Island y Mosquito Island. Ayer le preguntamos al tipo por el quorum aproximado que iba a haber en el barco; nos dijo que máximo 15 personas. Eramos 22 (25 contando con la tripulación). Pero aun así estuvo muy bien.
(Publicado por Adrian)
Salimos temprano del hotel. El viaje "incluye" el desayuno, pero suponemos que no va a ser mucho, así que desayunamos antes de llegar. Cogemos unas gafas y unas aletas y nos subimos al barquito, que ya está casi lleno, con todo el mundo sentado y esperando. Así que Adri y yo okupamos la proa: desde luego es el mejor lugar de todos. De camino, nos dan dos minirosquillas, y nos alegramos de haber desayunado. La primera parada: snorkeleamos antes de llegar a Long Beach. Hay muchísimos peces, se acercan demasiado... incluso me muerden! He saltado sin aletas, porque me cogí una del 36 y otra del 39, que se me cae. De todas maneras, el pie donde me hice el esguince no puede con el peso, así que voy cómoda sin ellas. Más adelante, paramos en Rantee Bay, también para hacer snorkel. Desde el barco se ven las playas de la costa este de Phi Phi Don, con sus bungalows y palmeras, y te das cuenta de que es un lugar perfecto. Antes de llegar a Bamboo Island, snorkeleamos y vemos barracudas y gusanos blancos gigantescos. Los anos de los erizos de mar son naranja fluorescente. Al llegar a la arena de Bamboo Island, todos alucinamos: es la playa más bonita que he visto en mi vida. Bamboo es un Parque Natural, así que no hay casi nada. Nos dan arroz con pollo y comemos en un merendero con una pareja que viaja con nosotros. Nos bañamos en el agua transparente y llegamos los últimos al barco.
(Publicado por Cris)
La próxima parada es Mosquito Island, donde buceamos de nuevo con el equipo de snorkel que nos dieron -Cris no puede calzarse las aletas, así que se pincha en un pie con algo parecido a un erizo de mar-; el coral esta tan cerca de la superficie que pide un chaleco salvavidas para snorkelear. Se relaja flotando boca arriba frente al perfil escarpado de la isla. De nuevo todos arriba. Comemos una piña riquísima; también sandía, que nos ofrecen de postre. Recorremos la costa este de Phi Phi Don: me atrae especialmente una de las playas, a la que sólo puede accederse en barco, o en cualquier otro vehículo o dispositivo flotante. Poco después, nos detenemos en Monkey Beach. Un mono avaricioso come maíz robado y observa de reojo a Cris mientras le fotografía. Nos bañamos fugazmente antes de que el segundo de a bordo toque su silbato, llamándonos al barco. Llegamos de nuevo los últimos.
Navegamos hacia Phi Phi Lee, con una espléndida vista de su hermana mayor tras de nosotros. Desde aquí se ve tranquila, no parece guardar el desenfreno que hay en Ton Sai. Pasamos lentamente junto a una caverna relativamente grande y profunda en la parte baja del acantilado de Phi Phi Lee, sobre la mar. Tres o cuatro muchachos recogen huevos de vencejo, que comercializarán con fines medicinales.
(Publicado por Adrian)
Poco después, llegamos a una laguna con aguas más profundas y más fresquitas. Adri salta enseguida y se sumerge en el agua. Saltamos todos. La isla es impresionante. Al llegar a Maya Beach (la playa de Leonardo DiCaprio), está llena de gente. La playa es muy bonita, pero también muy famosa. Buscamos el lugar donde Danny Boyle puso la cámara, y luego nos bañamos. El one-day trip merece mucho la pena. Al volver, el sol se va acercando al horizonte y todo se vuelve naranja. El resto de guiris nos mira con envidia: sin duda, seguimos teniendo el mejor lugar del barco. Llegamos a Phi Phi Don de noche, llegamos al hotel y salimos a cenar.
(Publicado por Cris)
Es nuestra última cena, y decidimos probar un sitio nuevo que nos ha recomendado la pareja andaluza: el Papaya. Tenemos mucha hambre, y hacemos caso omiso de las advertencias de la pareja y de Laura (una española que reparte flyers por 500 bahts al dia en Ton Sai), y nos pedimos dos platos -uno para cada uno-. Podría ser una cena para cinco, pero el curry verde de pollo está increíble, y también lo están los yellow noodles que ha pedido Cris (más tarde, ante la impotencia de nuestros estómagos, nos los llevamos dentro de una caja de corcho). Lo único malo del Papaya es que tardan unos 45 minutos en servir, y que la higiene del lugar es pareja a la de una prisión perdida por Tayikistán. Había incluso, de vez en cuando y según nos contaron, un gato en la nevera.
(Publicado por Adrian)
Voy al baño: atravieso una cortina raída y sucia, paso por encima de un niño dormido en el suelo, descalzo y con los pies negros, y una señora que tiene a remojo pechugas de pollo en un barreño con agua rosa. Buen sabor, pero zero higiene. Al salir, pasamos por un bar que tiene un ring. Un viejecito occidental lucha contra un chavalín y le tumba en un par de minutos. Menudo personaje!
(Publicado por Cris)
Habíamos contratado un viaje para hoy: un one-day trip en long tail boat (500 bahts) por algunas de las mejores playas de Phi Phi Don y Phi Phi Lee, además de varias de sus islas colindantes, como Bamboo Island y Mosquito Island. Ayer le preguntamos al tipo por el quorum aproximado que iba a haber en el barco; nos dijo que máximo 15 personas. Eramos 22 (25 contando con la tripulación). Pero aun así estuvo muy bien.
(Publicado por Adrian)
Salimos temprano del hotel. El viaje "incluye" el desayuno, pero suponemos que no va a ser mucho, así que desayunamos antes de llegar. Cogemos unas gafas y unas aletas y nos subimos al barquito, que ya está casi lleno, con todo el mundo sentado y esperando. Así que Adri y yo okupamos la proa: desde luego es el mejor lugar de todos. De camino, nos dan dos minirosquillas, y nos alegramos de haber desayunado. La primera parada: snorkeleamos antes de llegar a Long Beach. Hay muchísimos peces, se acercan demasiado... incluso me muerden! He saltado sin aletas, porque me cogí una del 36 y otra del 39, que se me cae. De todas maneras, el pie donde me hice el esguince no puede con el peso, así que voy cómoda sin ellas. Más adelante, paramos en Rantee Bay, también para hacer snorkel. Desde el barco se ven las playas de la costa este de Phi Phi Don, con sus bungalows y palmeras, y te das cuenta de que es un lugar perfecto. Antes de llegar a Bamboo Island, snorkeleamos y vemos barracudas y gusanos blancos gigantescos. Los anos de los erizos de mar son naranja fluorescente. Al llegar a la arena de Bamboo Island, todos alucinamos: es la playa más bonita que he visto en mi vida. Bamboo es un Parque Natural, así que no hay casi nada. Nos dan arroz con pollo y comemos en un merendero con una pareja que viaja con nosotros. Nos bañamos en el agua transparente y llegamos los últimos al barco.
(Publicado por Cris)
La próxima parada es Mosquito Island, donde buceamos de nuevo con el equipo de snorkel que nos dieron -Cris no puede calzarse las aletas, así que se pincha en un pie con algo parecido a un erizo de mar-; el coral esta tan cerca de la superficie que pide un chaleco salvavidas para snorkelear. Se relaja flotando boca arriba frente al perfil escarpado de la isla. De nuevo todos arriba. Comemos una piña riquísima; también sandía, que nos ofrecen de postre. Recorremos la costa este de Phi Phi Don: me atrae especialmente una de las playas, a la que sólo puede accederse en barco, o en cualquier otro vehículo o dispositivo flotante. Poco después, nos detenemos en Monkey Beach. Un mono avaricioso come maíz robado y observa de reojo a Cris mientras le fotografía. Nos bañamos fugazmente antes de que el segundo de a bordo toque su silbato, llamándonos al barco. Llegamos de nuevo los últimos.
Navegamos hacia Phi Phi Lee, con una espléndida vista de su hermana mayor tras de nosotros. Desde aquí se ve tranquila, no parece guardar el desenfreno que hay en Ton Sai. Pasamos lentamente junto a una caverna relativamente grande y profunda en la parte baja del acantilado de Phi Phi Lee, sobre la mar. Tres o cuatro muchachos recogen huevos de vencejo, que comercializarán con fines medicinales.
(Publicado por Adrian)
Poco después, llegamos a una laguna con aguas más profundas y más fresquitas. Adri salta enseguida y se sumerge en el agua. Saltamos todos. La isla es impresionante. Al llegar a Maya Beach (la playa de Leonardo DiCaprio), está llena de gente. La playa es muy bonita, pero también muy famosa. Buscamos el lugar donde Danny Boyle puso la cámara, y luego nos bañamos. El one-day trip merece mucho la pena. Al volver, el sol se va acercando al horizonte y todo se vuelve naranja. El resto de guiris nos mira con envidia: sin duda, seguimos teniendo el mejor lugar del barco. Llegamos a Phi Phi Don de noche, llegamos al hotel y salimos a cenar.
(Publicado por Cris)
Es nuestra última cena, y decidimos probar un sitio nuevo que nos ha recomendado la pareja andaluza: el Papaya. Tenemos mucha hambre, y hacemos caso omiso de las advertencias de la pareja y de Laura (una española que reparte flyers por 500 bahts al dia en Ton Sai), y nos pedimos dos platos -uno para cada uno-. Podría ser una cena para cinco, pero el curry verde de pollo está increíble, y también lo están los yellow noodles que ha pedido Cris (más tarde, ante la impotencia de nuestros estómagos, nos los llevamos dentro de una caja de corcho). Lo único malo del Papaya es que tardan unos 45 minutos en servir, y que la higiene del lugar es pareja a la de una prisión perdida por Tayikistán. Había incluso, de vez en cuando y según nos contaron, un gato en la nevera.
(Publicado por Adrian)
Voy al baño: atravieso una cortina raída y sucia, paso por encima de un niño dormido en el suelo, descalzo y con los pies negros, y una señora que tiene a remojo pechugas de pollo en un barreño con agua rosa. Buen sabor, pero zero higiene. Al salir, pasamos por un bar que tiene un ring. Un viejecito occidental lucha contra un chavalín y le tumba en un par de minutos. Menudo personaje!
(Publicado por Cris)