Domingo 22 de Noviembre de 2009
Una vez más, y sin saber por qué, decidimos quedarnos otro día en la ciénaga (al principio íbamos a estar solo una noche). Salimos temprano, yo estoy cansada por haber pasado mala noche, pero ya sabemos ir al templo de los monos (tiger cave), así que llegamos, aunque nos volvemos a perder un poco. La subida al templo tiene casi 1300 escalones, y yo me quedo en el 370 o así. Adri sube, y luego me dice que sí que había buenas vistas, pero que es una matada. Así que me alegro de haberme plantado. Mientras, un mono me miraba por encima del hombro cómo escribía. Adri vuelve, y al sacarle una foto a un mono, otro le roba la botella de agua, cuyo tapón desenrosca con facilidad, desparramando el agua por las piedras. Yo le toco la cola a uno que me gruñe... me quedo totalmente quieta a ver si se olvida, que el bicho tiene unos dientecitos bien grandes. Se supone que en tiger cave tienen las cenizas de Buda. Una monja (van de blanco y con el pelo rapado) nos coloca nuestra segunda pulsera -la tercera de Adri-. [...]
(Publicado por Cris)
[...] Señala las dos que yo ya llevo, y me pregunta: "Where?". Después de visitar la cueva, frente a la cual están levantando un templo altísimo, cogemos la moto y nos vamos a ver la cascada de Huay Toh, que está en un Parque Natural muy bello (entrada 100 bahts por cabeza, más 20 bahts por el parking para la moto). Al principio nos vamos a ver otra cascada, por error. Pero disfrutamos de un precioso y tal vez algo arriesgado -por calzar chanclas de playa- paseo por el bosque húmedo tropical, donde vemos un par de árboles que se yerguen eternos hacia el cielo invisible por la hojarasca. Disfrutamos de un íntimo y salvaje chapuzón en una poza chiquitita junto a una cascada respetable. Empieza a oscurecer, pero tras regresar a la zona de acceso al Parque, Cris se percata de que el camino hacia la catarata de Huay Toh está un poco más arriba, así que lo tomamos y rápidamente llegamos a la primera de cuatro piscinas naturales de una hermosura apabullante. Subimos hacia la más alta, que es la que recibe en primer lugar el agua que cae desde un risco de unos 70 metros de altura. Cris trata de evitar que tres chavales thai de unos 14 años le vean las partes pudiendas, mientras ellos tratan de vérselas por todos los medios a su alcance. Me doy un baño y un masaje natural bajo la cascada. Ha de ser breve, porque oscurece rápidamente. Cris se baña también, pero en la piscina de más abajo. Al cambiarse de ropa, los chavales no pierden detalle, desde la distancia. Después nos vamos, llegando a Noppaharat con el anochecer. Resolvemos cenar en el McDonald's (sic) y nos vamos a dormir. Mañana dejamos a Patricia y a Noi, y a Ben y compañía en el Laughing Gecko. Tenemos dos billetes para viajar desde Ao Nang a Koh Phi Phi en barco.
(Publicado por Adrian)
Una vez más, y sin saber por qué, decidimos quedarnos otro día en la ciénaga (al principio íbamos a estar solo una noche). Salimos temprano, yo estoy cansada por haber pasado mala noche, pero ya sabemos ir al templo de los monos (tiger cave), así que llegamos, aunque nos volvemos a perder un poco. La subida al templo tiene casi 1300 escalones, y yo me quedo en el 370 o así. Adri sube, y luego me dice que sí que había buenas vistas, pero que es una matada. Así que me alegro de haberme plantado. Mientras, un mono me miraba por encima del hombro cómo escribía. Adri vuelve, y al sacarle una foto a un mono, otro le roba la botella de agua, cuyo tapón desenrosca con facilidad, desparramando el agua por las piedras. Yo le toco la cola a uno que me gruñe... me quedo totalmente quieta a ver si se olvida, que el bicho tiene unos dientecitos bien grandes. Se supone que en tiger cave tienen las cenizas de Buda. Una monja (van de blanco y con el pelo rapado) nos coloca nuestra segunda pulsera -la tercera de Adri-. [...]
(Publicado por Cris)
[...] Señala las dos que yo ya llevo, y me pregunta: "Where?". Después de visitar la cueva, frente a la cual están levantando un templo altísimo, cogemos la moto y nos vamos a ver la cascada de Huay Toh, que está en un Parque Natural muy bello (entrada 100 bahts por cabeza, más 20 bahts por el parking para la moto). Al principio nos vamos a ver otra cascada, por error. Pero disfrutamos de un precioso y tal vez algo arriesgado -por calzar chanclas de playa- paseo por el bosque húmedo tropical, donde vemos un par de árboles que se yerguen eternos hacia el cielo invisible por la hojarasca. Disfrutamos de un íntimo y salvaje chapuzón en una poza chiquitita junto a una cascada respetable. Empieza a oscurecer, pero tras regresar a la zona de acceso al Parque, Cris se percata de que el camino hacia la catarata de Huay Toh está un poco más arriba, así que lo tomamos y rápidamente llegamos a la primera de cuatro piscinas naturales de una hermosura apabullante. Subimos hacia la más alta, que es la que recibe en primer lugar el agua que cae desde un risco de unos 70 metros de altura. Cris trata de evitar que tres chavales thai de unos 14 años le vean las partes pudiendas, mientras ellos tratan de vérselas por todos los medios a su alcance. Me doy un baño y un masaje natural bajo la cascada. Ha de ser breve, porque oscurece rápidamente. Cris se baña también, pero en la piscina de más abajo. Al cambiarse de ropa, los chavales no pierden detalle, desde la distancia. Después nos vamos, llegando a Noppaharat con el anochecer. Resolvemos cenar en el McDonald's (sic) y nos vamos a dormir. Mañana dejamos a Patricia y a Noi, y a Ben y compañía en el Laughing Gecko. Tenemos dos billetes para viajar desde Ao Nang a Koh Phi Phi en barco.
(Publicado por Adrian)
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